Un relevo en el Gobierno tiene siempre el efecto “tirón”, positivo,  de las novedades que vaya a introducir. Pero ese efecto tiene una caducidad, porque según pasan los días (¡las semanas!) lo que todos nos preguntamos es a qué esperan. Lo preguntan los directivos que no saben si van a ser relevados, ni cuándo; lo preguntan los médicos de “a pie”, que esperaban el cambio político para ver cómo desaparecían determinados “comisarios políticos” que amargaban en vez de gestionar; lo preguntan los que esperaban que “su” partido, ahora gobernante, contara con ellos;  lo preguntan/lo preguntamos todos.

Pero no hay respuestas. Es más, es incomprensible que el sindicato mayoritario de la sanidad aragonesa no haya sido recibido todavía por el Consejero del ramo. Suponemos que aterrizar  para coordinar el 60% del presupuesto de Aragón y 14 Direcciones Generales no deja mucho tiempo disponible.

Tan incomprensible como es eso, es de agradecer que el nuevo Consejero de Hacienda nos recibiera y nos garantizara que el presupuesto para el Dpto. de Salud que están preparando no contempla ninguna disminución sobre el anterior. O sea que seguimos congelados (otra bajada del 3%, que es lo que ha subido el IPC) pero nada más. Que con la que está cayendo en otras CCAA no deja de ser un alivio.

Pero no nos engañemos: es un alivio, si se confirma, momentáneo.  Tras el 20 N habrá nuevas medidas de recorte generalizadas y el gasto público y los empleados públicos somos el objetivo más fácil. Habrá que estar preparados para responder. Y ya no será solo “el sindicato” quien tendrá que responder. Ahí tendremos que estar todos, salvo que nos guste que nos tomen por el pito del sereno.