El pasado día 16 de febrero se convocó una reunión con la plana mayor de la Atención Primaria urbana de Zaragoza. Allí estaban los directores de coordinación asistencial, de atención especializada y de atención primaria, más los directores médicos de AP sectores 1, 2 y 3, más todos los coordinadores médicos y los responsables de admisión de los centros de salud urbanos de Zaragoza. Magna reunión. Rurales?,; no, gracias.

Motivo: poner parches a los nuevos “éxitos” informáticos de esta administración: los aplicativos de Salud informa y Libre elección de especialista.

Salud informa: tras una inversión de ¿5-10-12? millones de euros, más una amplísima campaña publicitaria, el resultado es pírrico: apenas 2-3 citas por consulta y día. Resultado: nada se ha notado en los servicios de admisión de los centros, cuyas centralitas siguen tan colapsadas como siempre. Soluciones: puesta en marcha de un nuevo esfuerzo para divulgar su existencia y su uso, ahora con la solicitud de colaboración al personal de los centros de salud. Objetivo: desviar toda la citación a Salud informa (co-pago por parte del usuario incluido) y “reservar el teléfono de los centros para actividades de mayor valor añadido”. Ojo al detalle: nada de reservar el apoyo administrativo para actividades como podría ser la desburocratización de la consulta médica; eso no tiene “valor añadido”.

 - Libre elección de especialista: otro “éxito” que pasará a los anales de esta historia de despropósitos. Debido a los fallos e insuficiencia de la aplicación informática para atender las tareas y necesidades que se derivan de la aplicación del decreto de libre elección de especialista y del decreto de garantías, debido a la mala planificación de su puesta en marcha en la práctica de ambos derechos, debido a la falta de previsión de los posibles problemas que ello podía provocar, debido a los cambiantes y, en ocasiones, contrapuestos contenidos de las informaciones facilitadas, se ha producido un colapso de múltiples consultas especializadas con contenidos inadecuados: consultas de traumatología infantil colapsadas por pacientes ancianos con osteoartrosis, consultas reservadas para sospecha de patología colapsadas por demanda preventiva, consultas de primer día de un sector colapsadas por revisiones de otro sector (sin historia, sin las pruebas complementarias ya solicitadas en otro sector, con pacientes desorientados …). Amén del colapso en los sufridos servicios de admisión de los centros de salud,  ya que cada cita se lleva entre 4 y 5 minutos, y del incumplimiento casi sistemático en cuanto a citación de consultas de revisión. Eso si, con sentido del humor: el programita de marras, de vez en cuando, “cruza” motivos de consulta y nos obsequia con volantes de derivación al traumatólogo por hipoacusia, al urólogo por cefalea y al cardiólogo por lumbalgia; no es broma, podéis verlos próximamente en el archivo que estamos preparando.

Solución? Pues que la libre elección no es la libre elección publicitada, sino que, ahora, quieren que se limite al sector. Y si el usuario no está conforme con las demoras que se le ofrecen en el sector pues ahí no hay libre elección que valga; se le explica el decreto de garantías, que espere 2 meses, que entonces acuda al Servicio Provincial y que así se enterarán allí lo que vale un peine y ya verán ellos lo que hacen. Y, claro, todo eso en la cola de admisión del centro de salud.

Con estos “avances” tecnológicos habrá que poner en la puerta de los centros de salud  la cita de Dante (Canto III, Infierno):

Por mí se va a la ciudad del  llanto,
por mí se va al eterno dolor,
por mí se llega al lugar donde moran
los que no tienen salvación;
la Justicia animó a mi Sublime Arquitecto,
me hizo la Divina Potestad, la Suprema Sabiduría

¡Oh vosotros los que entráis, Abandonad toda esperanza!

O pedir el cese del Sublime Arquitecto, el reciclaje de la Divina Potestad y que la Suprema Sabiduría aterrice de una vez y se entere de que va esto de la Atención Primaria. Pero, lamentablemente, nos tememos que el Sublime Arquitecto, la Divina Potestad y la Suprema Sabiduría, con todo su coro de ángeles y arcángeles y su ejército de crolls informáticos, seguirán por sus fueros. Próxima estación: la receta electrónica (aunque antes seguro que nos sorprenden con alguna otra pifia).